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  • En la actualidad éstos son los que causan divisiones, se mueven en lo humano, y no tienen el Espíritu. (2º Carta de Pedro 3, 19)

  • El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo. (1º Carta de Juan 2, 10)

  • a causa de esta misma verdad que permanece en nosotros y estará siempre con nosotros. (2º Carta de Juan 1, 2)

  • Nada me causa mayor alegría que el saber que mis hijos viven en la verdad. (3º Carta de Juan 1, 4)

  • Aquí tienen a hombres que causan divisiones, hombres terrenales que no tienen el Espíritu Santo. (Carta de Judas 1, 19)

  • Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las pruebas, el reino y la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla de Patmos a causa de la palabra de Dios y por haber proclamado a Jesús. (Apocalipsis 1, 9)

  • Al vencedor lo pondré como columna en el Templo de mi Dios, de donde nadie lo sacará. Grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad que baja del cielo, la nueva Jerusalén que viene de Dios, y mi nombre nuevo. (Apocalipsis 3, 12)

  • Cuando abrió el quinto sello, divisé debajo del altar las almas de los que fueron degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que les correspondía dar. (Apocalipsis 6, 9)

  • Luego vi a otro ángel que subía desde el oriente y llevaba el sello del Dios vivo. Gritó con voz poderosa a los cuatro ángeles autorizados para causar daño a la tierra y al mar: (Apocalipsis 7, 2)

  • La estrella se llama Ajenjo. La tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y mucha gente murió a causa de las aguas que se habían vuelto amargas. (Apocalipsis 8, 11)

  • Se les ordenó que no causaran daño a las praderas, ni a las hierbas, ni a los árboles, sino sólo a los hombres que no llevaran el sello de Dios en la frente. (Apocalipsis 9, 4)

  • Es temible la boca de los caballos, pero también lo son las colas. Pues las colas son como serpientes y terminan en cabezas con las que causan daño. (Apocalipsis 9, 19)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina