Encontrados 64 resultados para: llamar

  • El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo: «Mira que los profetas, todos a una voz, predicen feliz éxito al rey; procura tú decir lo mismo.» (2 Crónicas 18, 12)

  • Entonces envió a llamar a los dirigentes Jabrí y Jarmí. (Judit 8, 10)

  • Esto no le gustó nada al rey, y se enojó mucho. Mandó, luego, llamar a los expertos en ciencias jurídicas -pues era costumbre que todos los asuntos del reino se trataran delante de aquellas personas que conocían las leyes y el derecho (Ester 1, 13)

  • Pronto sabrán todas las mujeres lo que hizo la reina y van a hacer también lo mismo con sus maridos, pues se dirán: «¿Para qué vamos a respetar a nuestros maridos si la reina Vasti no quiso obedecerle al mismo rey Asuero cuando la mandó llamar?» (Ester 1, 17)

  • Llegaba allí al atardecer, y a la mañana siguiente era llevada a otra casa, donde estaban las concubinas del rey, que era dirigida por otro hombre castrado, llamado Saasgaz. Nunca más volvía a ver al rey, a no ser que éste deseara verla y la mandara llamar. (Ester 2, 14)

  • Esto lo molestó mucho, pero no dijo nada. Vuelto a su casa, mandó llamar a sus amigos y a su esposa Zeres, (Ester 5, 10)

  • Una vez terminados los días de esos banquetes, Job los mandaba a llamar para purificarlos; se levantaba muy temprano y ofrecía sacrificios por cada uno de ellos, pues decía: «Puede que mis hijos hayan pecado y ofendido a Dios en su corazón.» Así hacía Job. (Job 1, 5)

  • Que la maldigan los que odian la luz del día, y que son capaces de llamar al Diablo. (Job 3, 8)

  • Hizo llamar a sus generales y a los más nobles que con él se habían criado desde su juventud y en vida repartió entre ellos su reino. (1 Macabeos 1, 6)

  • aunque Sóstrato, comandante de la fortaleza, se lo reclamaba, pues el rey lo había encargado de cobrar los impuestos. Así que el rey mandó a llamar a ambos. (2 Macabeos 4, 28)

  • Pero, como el joven no le hacía ningún caso, el rey mandó llamar a la madre y la invitó a que aconsejara a su hijo para salvar su vida. (2 Macabeos 7, 25)

  • El hombre, en su maldad, es capaz de quitar la vida, pero no puede hacer que vuelva el aliento cuando se ha escapado, ni puede llamar de nuevo al alma que ha partido. (Sabiduría 16, 14)


“Há duas razões principais para se orar com muita satisfação: primeiro para render a Deus a honra e a glória que Lhe são devidas. Segundo, para falar com São Padre Pio de Pietrelcina