Encontrados 744 resultados para: gente

  • ¿Piensas que nos trajiste a una tierra que mana leche y miel? ¡Si ni siquiera nos has dado campos ni viñas! ¿Crees que toda esa gente está ciega? ¡No iremos, pues!" Moisés se enojó mucho y dijo a Yavé: "No mires su ofrenda, no les he quitado nada, ni siquiera un burro, ni les he hecho daño a ninguno de ellos". (Números 16, 14)

  • Edom respondió: "¡No pasarás!" Y avanzó contra Israel con mucha gente y un gran ejército. (Números 20, 20)

  • Balac dijo a Balaam: "¿No te había mandado gente para invitarte? ¿Por qué no viniste? ¿Pensabas acaso que no te iba a pagar como es debido? (Números 22, 37)

  • El botín, lo que quedaba de lo que la gente de guerra había saqueado, era de seiscientas setenta y cinco mil cabezas de ganado menor, (Números 31, 32)

  • Partieron de Alús y acamparon en Refidim, pero allí la gente no encontró agua para beber. (Números 33, 14)

  • Majlá, Tirsá, Joglá, Milcá y Noá tomaron como esposos gente de su parentesco. (Números 36, 11)

  • ¿A dónde nos están llevando? Los mensajeros dicen que la gente de allá es más fuerte y más numerosa que nosotros; las ciudades son grandes y con murallas que llegan al cielo; incluso se han visto allí gigantes. Con esto se nos ha ido abajo el ánimo . (Deuteronomio 1, 28)

  • Salió, pues, Sijón con toda su gente a presentarnos batalla en Jasa (Deuteronomio 2, 32)

  • y Yavé, nuestro Dios, nos lo entregó y lo derrotamos junto con sus hijos y toda su gente. (Deuteronomio 2, 33)

  • Yavé me dijo: No le tengas miedo porque yo lo he entregado en tus manos con toda su gente y con su misma tierra, para que hagas con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón . (Deuteronomio 3, 2)

  • Los consagramos en anatema, exterminando a aquella gente, como lo habíamos hecho con Sijón, rey de Jesbón: acabamos con todas las ciudades, hombres, mujeres y niños. (Deuteronomio 3, 6)

  • Y lo vimos hacer milagros grandes, y terribles prodigios contra Faraón y toda su gente, (Deuteronomio 6, 22)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina