Encontrados 69 resultados para: fuertes

  • El guía los pasos de sus fieles y los malos desaparecen en las tinieblas, los fuertes no son ya los vencedores. (1 Samuel 2, 9)

  • Saúl y Jonatán, amables y queridos. Fueron inseparables en vida y en la muerte. Eran más ligeros que águilas, más fuertes que leones. (2 Samuel 1, 23)

  • Yo, a pesar de que he sido ungido rey, no tengo bastante poder todavía; estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que Yavé pague al que hizo el mal, según su malicia.» (2 Samuel 3, 39)

  • El rey, mientras tanto, con el rostro cubierto, daba fuertes gritos, diciendo: «Hijo mío, ¡Absalón!, Absalón, hijo mío..., ¡hijo mío! » (2 Samuel 19, 5)

  • Me libra del enemigo poderoso, de mis adversarios, demasiado fuertes para mí. (2 Samuel 22, 18)

  • Edificó Betorón, el alto y el bajo, ciudades fuertes, amuralladas, con puertas y barras, (2 Crónicas 8, 5)

  • En todas estas ciudades había escudos y lanzas, y las hizo sumamente fuertes. Judá y Benjamín reconocían su autoridad. (2 Crónicas 11, 12)

  • Edificó ciudades fuertes en Judá, porque el país estaba en paz, y no hubo guerra contra él por aquellos años; pues Yavé le había dado tranquilidad. (2 Crónicas 14, 5)

  • «Sean fuertes y tengan ánimo, no teman ni desmayen ante el rey de Asur ni ante todo el ejército que viene con él, porque es más el que está con nosotros que lo que está con él. (2 Crónicas 32, 7)

  • Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David al occidente de Guijón, en el torrente, hasta la entrada de la Puerta de los Peces, cercando el Ofel, y la llevó a gran altura. Puso también jefes del ejército en todas las plazas fuertes de Judá. (2 Crónicas 33, 14)

  • Por tanto, no den sus hijas como esposas para los hijos de ellos; ni tomen las hijas de ellos para sus hijos; no cooperen a la prosperidad y bienestar de ellos. Háganse fuertes, coman los mejores frutos de la tierra y déjensela en herencia a sus hijos para siempre. (Esdras 9, 12)

  • El total de los hijos de Peres, que vivían en Jerusalén, era de 468 hombres fuertes. (Nehemías 11, 6)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina