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  • Reúnan junto a mí a todos los ancianos y los oficiales de todas las tribus, que voy a pronunciar en sus oídos estas palabras, y pediré al cielo y la tierra que sean testigos contra ellos. (Deuteronomio 31, 28)

  • Cuando Moisés acabó de pronunciar estas palabras a todo Israel, les dijo: (Deuteronomio 32, 45)

  • «Estén bien atentos a todas estas palabras que contienen mi declaración contra ustedes, y digan a sus hijos que cuiden de ponerlas todas en práctica. (Deuteronomio 32, 46)

  • Estas son las bendiciones que Moisés dio a los hijos de Israel antes de morir. Dijo: (Deuteronomio 33, 1)

  • Estas noticias nos han asustado, y todos se quedan sin ánimo ante ustedes porque Yavé es Dios arriba en los cielos como abajo en la tierra. (Josué 2, 11)

  • Ellas permanecerán entre ustedes como una señal de esta hazaña, pues cuando sus hijos les pregunten en el futuro qué significan para ustedes estas piedras, ustedes podrán responder: (Josué 4, 6)

  • Cuando el Arca de Yavé iba atravesando el Jordán, las aguas se dividieron ante ella. Así estas piedras servirán de memorial a los israelitas para siempre.» (Josué 4, 7)

  • Yavé respondió: «Levántate, ¿por qué estás postrado en tierra? (Josué 7, 10)

  • Yavé, nuestro Dios, se la entregará. Después de tomar la ciudad, ustedes la quemarán, según lo mandó Yavé. Estas son mis órdenes.» (Josué 8, 8)

  • Josué venció a todos estos reyes y se apoderó de todas estas tierras de una sola vez, porque Yavé peleó por Israel. (Josué 10, 42)

  • Israel incendió todas las ciudades, menos aquellas ubicadas en las pendientes y alturas; de éstas, sólo Jasor fue incendiada por Josué. (Josué 11, 13)

  • Los israelitas se repartieron los despojos y el ganado de estas ciudades, pero pasaron a cuchillo a toda la población sin dejar a nadie con vida. (Josué 11, 14)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina