Encontrados 2036 resultados para: esa

  • Volvió a preguntarle: «¿Eres de verdad mi hijo Esaú? » Contestó Jacob: «Sí, yo soy». (Génesis 27, 24)

  • Entonces Isaac le dijo: «Acércate y bésame, hijo mío.» (Génesis 27, 26)

  • Apenas Isaac había terminado de bendecirle, y Jacob había salido de la pieza de su padre, cuando llegó Esaú, su hermano, con el producto de su caza. (Génesis 27, 30)

  • Pero Isaac le dijo: «¿Y quién eres tú?» Respondió: «Soy Esaú, tu primogénito.» (Génesis 27, 32)

  • Al oír Esaú las palabras de su padre, se puso a gritar muy amargamente, y dijo a su padre: «Bendíceme también a mí, padre.» (Génesis 27, 34)

  • Esaú declaró: «Con razón le dieron el nombre de Jacob, pues me ha suplantado por segunda vez. Primero me quitó los derechos de primogénito, y ahora me ha quitado la bendición.» Esaü preguntó: «¿Y no me has reservado alguna bendición?» (Génesis 27, 36)

  • Esaú insistió: «¿Acaso no tienes más bendición que ésta? Padre, bendíceme a mí también.» Y Esaú se puso a llorar. (Génesis 27, 38)

  • Esaú le tomó odio a Jacob, a causa de la bendición que le había dado su padre, y se decía: «Se acercan ya los días de luto por mi padre, y entonces mataré a mi hermano Jacob.» (Génesis 27, 41)

  • Contaron a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor, y mandó a llamar a Jacob, su hijo menor, al que dijo: «Tu hermano Esaú quiere vengarse de ti y matarte. (Génesis 27, 42)

  • Esaú vio que su padre había bendecido a Jacob y lo enviaba a Padán-Aram para que allí se buscara una mujer. Escuchó también que, después de haberlo bendecido, le había ordenado: «No te cases con ninguna mujer cananea», (Génesis 28, 6)

  • Entonces Jacob hizo una promesa: «Si Dios me acompaña y me protege durante este viaje que estoy haciendo, si me da pan para comer y ropa para vestirme, (Génesis 28, 20)

  • En el tiempo de la siega del trigo, salió Rubén y encontró unas manzanas silvestres en el campo; y se las llevó a su madre Lía. Las vio Raquel y dijo a Lía: «Por favor, dame alguna de esas manzanas silvestres que ha traído tu hijo.» (Génesis 30, 14)


“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina