Encontrados 59 resultados para: echó

  • Ana se echó al cuello de su hijo, diciendo: «Por fin te he vuelto a ver, hijo. ¡Ahora ya puedo morir!» (Tobías 11, 9)

  • Se quitó el saco que vestía y, después de bañada, cambió sus vestidos de viuda por los de fiesta, que usaba cuando vivía su esposo Manasés; se echó perfumes, se peinó y se adornó la cabeza con una cinta; (Judit 10, 3)

  • Apenas supo Mardoqueo lo que estaba pasando, rasgó su traje, se puso un saco y se echó ceniza en la cabeza. Luego salió a recorrer la ciudad, lanzando gritos desgarradores. (Ester 4, 1)

  • Echó a perder sus viñas con granizo y sus sicomoros con la helada. (Salmos 78, 47)

  • Delante de ella despejaste el terreno, echó raíces y repletó el país. (Salmos 80, 10)

  • Jonatán rasgó sus vestiduras, se echó tierra sobre su cabeza y rezó. (1 Macabeos 11, 71)

  • Simón se reconcilió con ellos y no los trató con el rigor de la guerra; pero los echó de la ciudad y purificó los edificios en que había habido ídolos, y luego entró en ella cantando himnos y acciones de gracias al Señor. (1 Macabeos 13, 47)

  • Pidieron a Simón la paz, y él se la otorgó. Los echó de allí y limpió la fortaleza de todo lo que recordaba la presencia de los paganos. (1 Macabeos 13, 50)

  • Dositeo, jinete de las tropas de Bacenor, hombre muy valiente, agarró a Gorgias por su capa y lo traía con fuerza porque quería capturar vivo a aquel criminal; pero un jinete tracio se echó sobre él y le partió el hombro, así que Gorgias pudo huir hacia Marisá. (2 Macabeos 12, 35)

  • Es como mata de cardo en la estepa; no sentirá cuando llegue la lluvia, pues echó sus raíces en lugares ardientes del desierto, en un solar despoblado. (Jeremías 17, 6)

  • Por eso así habla Yavé: Yo te echo de la superficie de la tierra y en el presente año vas a morir, por haber incitado a la rebelión contra Yavé.» (Jeremías 28, 16)

  • Pero apenas llegaron al centro de la ciudad, Ismael, ayudado por sus hombres, los degolló y los echó al fondo de un estanque. (Jeremías 41, 7)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina