Encontrados 42 resultados para: demasiado

  • Me libra del enemigo poderoso, de mis adversarios, demasiado fuertes para mí. (2 Samuel 22, 18)

  • Pero por segunda vez el ángel de Yavé lo despertó diciendo: «Levántate y come; si no, el camino será demasiado largo para ti.» (1 Reyes 19, 7)

  • Y debemos añadir algo más.» Respondió Tobías: «Padre, no es demasiado si le doy la mitad de lo que traje. (Tobías 12, 2)

  • ¡Cuántas maravillas has hecho, Señor, mi Dios, cuántos proyectos en favor nuestro! Nadie se te puede comparar. Yo quisiera publicarlas y contarlas, pero son demasiado para enumerarlas. (Salmos 40, 6)

  • Ellos trataron de convencerlo: «No podemos ahora hacer otra cosa que salvarnos. Más tarde volveremos con nuestros hermanos y entonces lucharemos. Por ahora somos demasiado pocos.» (1 Macabeos 9, 9)

  • Los demás datos referentes a Judas, sus combates, sus hazañas y sus méritos no fueron escritos, porque son demasiado numerosos. (1 Macabeos 9, 22)

  • quedó humillado con el auxilio de Dios por aquellos mismos que él había despreciado. Despojado de su rico traje, huyendo a través de los campos como fugitivo, llegó a Antioquía demasiado feliz todavía de haber escapado a la destrucción de su ejército. (2 Macabeos 8, 35)

  • El hombre con experiencia no habla demasiado, el inteligente se toma su tiempo antes de hablar. (Proverbios 17, 27)

  • El que habla demasiado traiciona los secretos: ¡desconfía del charlatán! (Proverbios 20, 19)

  • No vayas demasiado a casa de tu prójimo: podría cansarse y tomarte antipatía. (Proverbios 25, 17)

  • No hables demasiado rápido, no te precipites en tu decisión cuando te comprometas delante de Dios, porque Dios está en el cielo y tú, en la tierra: no te comprometas demasiado. (Eclesiastés (Qohelet) 5, 1)

  • Si estás muy preocupado, te pones a soñar; si prometes demasiado, dirás lo que no conviene. (Eclesiastés (Qohelet) 5, 2)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina