Encontrados 2187 resultados para: casa de David

  • a nuestra hermana Apia, a Arquipo, fiel compañero en nuestras luchas, y a toda la comunidad que se reúne en su casa: (Carta a Filemon 1, 2)

  • él merece la confianza de Dios que le dio este cargo, lo mismo que la mereció Moisés en la casa de Dios. (Carta a los Hebreos 3, 2)

  • En realidad Jesús aventaja en mucho a Moisés, pues no hay comparación entre una casa y el que la construye. (Carta a los Hebreos 3, 3)

  • Toda casa necesita un constructor, y hay un constructor de todo, que es Dios. (Carta a los Hebreos 3, 4)

  • Moisés actuaba en toda la casa de Dios como fiel servidor, dando a conocer lo que le habían dicho. (Carta a los Hebreos 3, 5)

  • Cristo, en cambio, está en su casa como el Hijo, y nosotros somos la gente de su casa, con tal que sigamos esperando con firmeza y entusiasmo. (Carta a los Hebreos 3, 6)

  • Por esta razón, mucho más tarde, Dios fija nuevamente un día que llama hoy, diciendo por boca de David lo que se recordó más arriba: Ojalá hoy escuchen la voz del Señor, no endurezcan su corazón. (Carta a los Hebreos 4, 7)

  • Pero Dios mismo la critica cuando dice: Vienen días, palabra del Señor, en que pactaré una alianza nueva con la casa de Israel y de Judá. (Carta a los Hebreos 8, 8)

  • Teniendo un sacerdote excepcional a cargo de la casa de Dios, (Carta a los Hebreos 10, 21)

  • ¿Qué más diré? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, lo mismo que de Samuel y de los profetas. (Carta a los Hebreos 11, 32)

  • Ha llegado el tiempo del juicio, y éste empieza por la casa de Dios. Pues si comienza por nosotros, ¿qué fin tendrán los que se niegan a creer en el Evangelio? (1º Carta de Pedro 4, 17)

  • Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Así habla el Santo, el Verdadero, el que guarda la llave de David: si él abre, nadie puede cerrar, y si cierra, nadie puede abrir. (Apocalipsis 3, 7)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina