Encontrados 387 resultados para: Vino

  • Y las mujeres añadieron: «Cuando nosotras ofrecíamos incienso y derramábamos vino en honor de la reina del cielo, ¿acaso era sin permiso de nuestros maridos? (Jeremías 44, 19)

  • Ustedes, mujeres, piensan que tienen la obligación de cumplir los votos que han hecho, y dicen: «Tenemos que cumplir fielmente la proomesa que hemos hecho de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramar vino en su honor.» ¡Muy bien! ¡Cumplan sus mandas, derramen su vino! (Jeremías 44, 25)

  • Tranquilo ha vivido Moab desde su juventud, reposaba como un vino que nunca ha sido cambiado de tonel. Nunca había marchado al exilio, por eso había conservado su gusto y su sabor no se había picado. (Jeremías 48, 11)

  • El gozo y la alegría han desaparecido del país de Moab. No hay vino en las cubas, pues los hombres ya no pisan el lagar ni resuenan más sus cantos de alegría. (Jeremías 48, 33)

  • Babilonia era una copa de oro en manos de Yavé que embriagó al mundo entero, ya que todas las naciones tomaron vino en ella y perdieron la razón. (Jeremías 51, 7)

  • Después apareció la sabiduría en la tierr yy vino a convivir con los hombres. (Baruc 3, 38)

  • Damasco se aprovisionaba en ti, porque tenías de todo; te proveía de vino de Helbán y lana de Sadad. (Ezequiel 27, 18)

  • "Hijo de hombre, rompí el brazo del Faraón, rey de Egipto, y nadie vino a cuidarlo o a aplicarle un remedio para que tuviera fuerza para empuñar la espada. (Ezequiel 30, 21)

  • como también Gomer con todas sus tropas y Bet-Togorma, que vino de los lejanos países nórdicos con todas sus tropas. ¡Cuántos pueblos contigo! (Ezequiel 38, 6)

  • Ningún sacerdote tomará vino antes de entrar al patio interior. (Ezequiel 44, 21)

  • En el tercer año del reinado de Joaquín, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra Jerusalén y la sitió. (Daniel 1, 1)

  • El rey dispuso que todos los días se les diera comida de la preparada para la gente del palacio y vino del que ellos bebían. Después que fueran mantenidos por espacio de tres años, servirían en la presencia del rey. (Daniel 1, 5)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina