Encontrados 839 resultados para: Ojo
el primer marido que la repudió no podrá volver a tomarla por esposa, ya que pasó a ser para él como impura. Sería una abominación a los ojos de Yavé que la volviera a tener. No manches la tierra que Yavé te dará en herencia. (Deuteronomio 24, 4)
sino que se lo devolverás a la puesta del sol y así él se acostará en su manto. El pobre te bendecirá y tú tendrás méritos a los ojos de Yavé, tu Dios. (Deuteronomio 24, 13)
Podrán darle cuarenta azotes, no más, no sea que al golpearlo más, sea mucho el castigo y tu hermano quede deshonrado a tus ojos. (Deuteronomio 25, 3)
Tu buey será sacrificado delante de ti y no comerás de él. Ante tus ojos te robarán tu burro y no te lo devolverán, tus ovejas serán entregadas a tus enemigos y nadie te defenderá. (Deuteronomio 28, 31)
Por la mañana dirás: «¡Ojalá fuera ya de noche!», y por la noche dirás: «¡Ojalá estuviéramos ya a la mañana!», a causa del miedo que estremecerá tu corazón, al contemplar lo que verán tus ojos. (Deuteronomio 28, 67)
Moisés convocó a todo el pueblo de Israel. Les dijo: «Han visto todo lo que Yavé hizo ante sus propios ojos con Faraón, con sus ministros y con todo su país, (Deuteronomio 29, 1)
Pero hasta el día de hoy Yavé no les ha dado corazón para entender, ojos para ver ni oídos para oír. (Deuteronomio 29, 3)
Todas las naciones preguntarán: ¿Por qué Yavé ha tratado así a este país? ¿Cuál es la causa de tanto enojo? (Deuteronomio 29, 23)
Yavé los arrancó de su suelo con cólera, furor y gran indignación, y los arrojó a otro país, como hoy se puede ver. (Deuteronomio 29, 27)
Porque sé que después de mi muerte obrarán perversamente y se apartarán del camino que les he señalado, y la desgracia vendrá sobre ustedes en el futuro por haber hecho lo que es malo a los ojos de Yavé, enojándolo con sus obras.» (Deuteronomio 31, 29)
Lo encontró en el desierto, en la soledad rugiente, y lo cubrió, lo alimentó, lo cuidó como a la niña de sus ojos. (Deuteronomio 32, 10)
Sea él preferido entre sus hermanos y meta sus pies en el aceite. Sean de hierro y bronce tus cerrojos. Seas fuerte mientras vivas. (Deuteronomio 33, 25)