Encontrados 44 resultados para: Llamas

  • Pero todos ustedes que encienden un fuego y que forman un círculo con antorchas, ¡vayan a las llamas de su hoguera y que sus antorchas los quemen! Ustedes se revolverán en sus tormentos y esto será la obra de mis manos. (Isaías 50, 11)

  • ¿Cómo debe ser el ayuno que me gusta, o el día en que el hombre se humilla? ¿Acaso se trata nada más que de doblar la cabeza como un junco o de acostarse sobre sacos y ceniza? ¿A eso llamas ayuno y día agradable a Yavé? (Isaías 58, 5)

  • Entonces, si llamas a Yavé, responderá. Cuando lo llames, dirá: «Aquí estoy.» Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas; (Isaías 58, 9)

  • Si te preocupas de no caminar en día sábado ni de tratar tus negocios en el día santo; si tú llamas al sábado «Delicioso», y «Venerable» al día consagrado a Yavé; si tú lo veneras, evitando los viajes, no haciendo tus negocios ni arreglando, ese día, tus asuntos, (Isaías 58, 13)

  • ¿Para qué llamas a Egipto?, ¿acaso te sanarán las aguas del Nilo? ¿Y para qué llamas a Asur?, ¿apagarán tu sed las aguas del río? (Jeremías 2, 18)

  • Tú mantienes tu bondad por mil generaciones, pero castigas la falta de los padres en sus hijos. ¡Oh Dios grande y poderoso, que te llamas Yavé de los Ejércitos, (Jeremías 32, 18)

  • Te condenaré a las llamas, tu sangre se derramará por tus tierras, y no se acordarán más de ti, porque yo Yavé, hablé. (Ezequiel 21, 37)

  • Daré libre curso a mis celos contigo: te tratarán cruelmente, te cortarán la nariz y las orejas, y lo que quede de tus hijos caerá por la espada. Tomarán a tus hijos y a tus hijas, y los sobrevivientes serán devorados por las llamas. (Ezequiel 23, 25)

  • Sin embargo, iban por entre las llamas alabando a Dios y bendiciendo al Señor. (Daniel 3, 24)

  • tanto que las llamas se elevaban por encima del horno unos veinticinco metros, (Daniel 3, 47)

  • Porque él nos ha arrancado del infierno, nos ha salvado de manos de la muerte, nos ha librado del horno de ardientes llamas y nos ha sacado de en medio de ellas (Daniel 3, 89)

  • Estaba observando y vi lo siguiente: Pusieron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve; su pelo, albo como la lana blanqueada. Su trono era de llamas de fuego con ruedas de fuego ardiente. (Daniel 7, 9)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina