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Así José impuso como ley, que la quinta parte de los productos de la tierra de Egipto debe ser entregada a Faraón, y esa norma perdura hasta el día de hoy. Sólo las tierras de los sacerdotes no pasaron a poder de Faraón. (Génesis 47, 26)
Luego bendijo a José diciendo: «Que el Dios ante el cual caminaron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde el día en que nací hasta hoy, (Génesis 48, 5)
Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios quiso convertirlo en bien para que se realizara lo que hoy ven: conservar la vida de un pueblo numeroso. (Génesis 50, 20)
Al volver ellas donde su padre Ragüel, éste les dijo: «¿Cómo es que hoy han venido tan pronto?» (Exodo 2, 18)
Los secretarios israelitas que se habían colocado al frente del pueblo fueron castigados, pues se les dijo: «¿Por qué ni ayer ni hoy han respetado las normas sobre la cantidad de ladrillos? Debía ser la misma de antes.» (Exodo 5, 14)
Pues bien, mañana a esta misma hora, haré llover una granizada tan fuerte como no ha habido otra en Egipto desde el día en que fue fundado hasta hoy. (Exodo 9, 18)
Llenarán tu casa, las de tus ministros y las de todo tu pueblo, en tal cantidad como no vieron tus padres ni los padres de tus padres, desde los más antiguos hasta el día de hoy.» Dicho esto, volvió las espaldas y dejó a Faraón. (Exodo 10, 6)
Moisés contestó al pueblo: «¡No se asusten, permanezcan firmes! Vean la obra de Yavé y cómo él los salva hoy. Miren a esos egipcios a los que nunca más volverán a ver. (Exodo 14, 13)
El les dijo: «Esto es lo que tiene ordenado Yavé: Mañana es día sábado, un descanso sagrado que le es dedicado. Hagan hoy todo lo que tengan que hacer, cuezan lo que haya que cocer, hiervan lo que han de hervir y guarden lo que sobre para el día siguiente.» (Exodo 16, 23)
«Esta será la comida para hoy. Hoy es el día de descanso para Yavé y no encontrarán maná en el campo. (Exodo 16, 25)
Yavé dijo a Moisés: «Vuelve donde el pueblo y mándales que se purifiquen hoy y mañana; que laven sus ropas (Exodo 19, 10)
Entonces Moisés dijo a los levitas: «Ustedes hoy acaban de ser consagrados a Yavé con sangre, tal vez con la sangre de un hijo o de un hermano. Por eso hoy él les da la bendición.» (Exodo 32, 29)
