Encontrados 106 resultados para: Doy

  • Yo se la doy a los erizos, pues no será más que un pantano. Le pasaré la escoba, y barreré con todo, dice Yavé. (Isaías 14, 23)

  • Así me ha dicho Yavé: «Cuando un león o su cachorro ruge sobre su presa y la defiende, por más que se junten los pastores y den voces, no les tiene miedo a sus gritos y su número no lo asusta. Así sucederá cuandoYavé de los Ejércitos baje a pelear sobre el cerro de Sión. (Isaías 31, 4)

  • Pues bien, haz una apuesta con el señor rey de Asur: Yo te doy dos mil caballos si puedes encontrar el mismo número de jinetes para montarlos. (Isaías 36, 8)

  • Las primeras cosas se han realizado; ahora, pues, anuncio cosas nuevas, antes que aparezcan se las doy a conocer. (Isaías 42, 9)

  • Porque tú vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas; por ti entregaría pueblos, porque te amo y eres importante para mí. (Isaías 43, 4)

  • Yo, Yavé, yo escudriño el corazón y sondeo las entrañas; yo doy a cada cual según su conducta y según el fruto de sus obras. (Jeremías 17, 10)

  • Yo hice, con mi gran poder y con mis intervenciones, la tierra, el hombre y los animales que existen sobre ella, y los doy a quien se me antoje. (Jeremías 27, 5)

  • Si bien me he descarriado, ahora me arrepiento, me doy cuenta y me golpeo el pecho. Estoy avergonzado y confundido, pues pesa sobre mí mi infame juventud.» (Jeremías 31, 19)

  • Pues ahora les doy una orden para que vuelvan. Atacarán esta ciudad y la tomarán para pegarle fuego. Y de de las ciudades de Judá no quedarán más que ruinas solitarias.» (Jeremías 34, 22)

  • Respondió Jeremías: «Si soy sincero, me matarás; y si te doy un consejo, no me escucharás.» (Jeremías 38, 15)

  • Ahora, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir, no te rebeles como esa raza de rebeldes, sino que abre la boca y come lo que te doy." (Ezequiel 2, 8)

  • y me dijo: "Hijo de hombre, come ahora y llena tu estómago con este rollo que te doy". Lo comí pues, y en mi boca era dulce como la miel. (Ezequiel 3, 3)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina