Encontrados 142 resultados para: Daniel en el foso de los leones
Hasta aquí la relación. Yo, Daniel, quedé con mis pensamientos muy turbados, se me cambió el color de la cara y guardé estas cosas en mi corazón. (Daniel 7, 28)
El año tercero del reinado del rey Belsasar, yo Daniel, tuve una visión después de la anterior. (Daniel 8, 1)
Mientras yo, Daniel, contemplaba esta visión y trataba de comprenderla, vi de pronto delante de mí un personaje de aspecto humano, (Daniel 8, 15)
Entonces, yo, Daniel, me desmayé y estuve enfermo unos cuantos días. Luego me levanté para ocuparme de los asuntos del rey. Seguía espantado por la visión y no la comprendía. (Daniel 8, 27)
pasó lo siguiente: Yo, Daniel, me puse a buscar en las escrituras cuántos años quedaría en ruinas Jerusalén. Al profeta Jeremías, Yavé le habló de setenta años. (Daniel 9, 2)
y me habló así: «Daniel, he venido ahora para instruirte. (Daniel 9, 22)
El tercer año del reinado de Ciro, rey de Persia, Dios entregó un mensaje a Daniel, por sobrenombre Beltsasar. Este mensaje hablaba de fidelidad y de gran angustia. Daniel se fijó en estas palabras y prestó atención a la siguiente visión. (Daniel 10, 1)
En ese tiempo, yo, Daniel, estuve de luto durante tres semanas: (Daniel 10, 2)
Sólo yo, Daniel, contemplé esta visión; los hombres que estaban conmigo no la vieron, pero cayó un gran temor sobre ellos y huyeron a esconderse. (Daniel 10, 7)
Me dijo: «Daniel, hombre elegido de Dios, presta atención a las palabras que voy a decirte, e incorpórate, porque he sido mandado ahora donde ti.» Al oír estas palabras me enderecé temblando (Daniel 10, 11)
Luego me dijo: «Daniel, no temas, porque desde el primer día en que te dedicaste a comprender y humillarte de corazón delante de tu Dios, fueron oídas tus súplicas y precisamente debido a estas súplicas he venido yo (Daniel 10, 12)
Y tú, Daniel, guarda en secreto estas palabras y ten cerrado el libro hasta el tiempo fijado para el fin. Muchos andarán buscando acá y allá. La maldad irá aumentando (Daniel 12, 4)