Encontrados 228 resultados para: Carne

  • Mi alma suspira y hasta languidece por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne gritan de alegría al Dios que vive. (Salmos 84, 3)

  • Ante ti mi carne tiembla de miedo, tus juicios me llenan de temor. (Salmos 119, 120)

  • Eleazar, uno de los principales maestros de la Ley, ya anciano y de noble aspecto, fue obligado, abriéndole la boca a la fuerza, a comer carne de cerdo. (2 Macabeos 6, 18)

  • Escupió el pedazo de carne con valentía, como lo deben hacer los que no desean hacer cosas prohibidas, aun a riesgo de perder la vida. (2 Macabeos 6, 20)

  • Los que presidían ese banquete impío lo tomaron aparte, pues lo conocían desde hacía mucho tiempo, y trataron de convencerlo que simulara comerse aquella carne, pero que comiera en realidad cosas permitidas preparadas por él mismo. (2 Macabeos 6, 21)

  • También arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey quiso obligarlos, haciéndolos azotar con nervios de buey, a que comieran carne de cerdo, prohibida por la Ley. (2 Macabeos 7, 1)

  • Cuando el primero dejó de este modo la vida, trajeron al suplicio al segundo. Después de haberle arrancado la piel de la cabeza con los cabellos, le preguntaron: «¿Qué prefieres comer, carne de cerdo o ser torturado en todo tu cuerpo?» (2 Macabeos 7, 7)

  • El que es generoso se hace bien a sí mismo, el que es duro hiere su propia carne. (Proverbios 11, 17)

  • No te juntes con bebedores de vino y con los que se hartan de carne; (Proverbios 23, 20)

  • El tonto que se cruza de brazos, devora su propia carne. (Eclesiastés (Qohelet) 4, 5)

  • el asesinato sin piedad de niñitos, los banquetes sanguinarios en que comían la carne humana con la sangre y las entrañas, mientras celebraban sus cultos secretos. (Sabiduría 12, 5)

  • Mira el verdor de un árbol frondoso: unas hojas caen y otras aparecen; de igual manera las generaciones de carne y hueso, una muere y la otra nace. (Sirácides (Eclesiástico) 14, 18)


“Não se aflija a ponto de perder a paz interior. Reze com perseverança, com confiança, com calma e serenidade.” São Padre Pio de Pietrelcina