Encontrados 231 resultados para: Ángel

  • Pregunté al ángel que estaba conmigo qué querían decir esas cosas. (Zacarías 4, 4)

  • Cuando el ángel me preguntó qué veía yo, le respondí: «Veo un libro que va volando; mide como diez metros de largo por cinco de ancho.» (Zacarías 5, 2)

  • El ángel que andaba conmigo se me adelantó, diciéndome: «Fíjate bien en lo que vas a ver aparecer.» (Zacarías 5, 5)

  • El ángel dijo: «Esa es la maldad.» Y empujándola hacia el fondo, tapó el cajón con la cubierta de plomo. (Zacarías 5, 8)

  • Cuando pregunté al ángel que me hablaba a dónde lo llevaban, me dijo: (Zacarías 5, 10)

  • Pregunté al ángel qué quería decir eso (Zacarías 6, 4)

  • Ese día, también, Yavé protegerá de tal forma a los habitantes de Jerusalén que el más débil de entre ellos será como David, y la familia de David, que los encabezará, será como Dios, como el ángel de Yavé. (Zacarías 12, 8)

  • Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, (Evangelio según San Mateo 1, 20)

  • Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. (Evangelio según San Mateo 1, 24)

  • Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.» (Evangelio según San Mateo 2, 13)

  • Después de la muerte de Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: (Evangelio según San Mateo 2, 19)

  • De repente se produjo un violento temblor:el Angel del Señor bajó del cielo, se dirigió al sepulcro, hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. (Evangelio según San Mateo 28, 2)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina