Encontrados 3771 resultados para: �cómo

  • Pero Moisés contestó: «Si los hijos de Israel no me hacen caso, ¿cómo me escuchará Faraón? Y eso que me cuesta expresarme.» (Exodo 6, 12)

  • Estos son Aarón y Moisés, a los que se dirigió Yavé para sacar a los hijos de Israel de Egipto, ordenados como un ejército. (Exodo 6, 26)

  • A lo cual respondió Moisés: «¿Cómo me escuchará Faraón, siendo yo tan malo para hablar?» (Exodo 6, 30)

  • Yavé dijo a Moisés: «Mira lo que hago: vas a ser como un dios para Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta. (Exodo 7, 1)

  • Eso no obstante, Faraón se puso más duro y no escuchó a Moisés y a Aarón, como Yavé le había predicho. (Exodo 7, 13)

  • Yavé dijo a Moisés: «Di a Aarón: toma tu bastón y extiende tu mano sobre las aguas de los egipcios, sobre su río, sus canales, sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, y éstas se convertirán en sangre. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, hasta en las vasijas, tanto de madera como de piedra.» (Exodo 7, 19)

  • Los brujos egipcios hicieron cosas semejantes con sus fórmulas secretas y Faraón se puso más porfiado todavía. Como Yavé lo había dicho, se negó a escuchar a Moisés y Aarón. (Exodo 7, 22)

  • Faraón volvió a su casa como si no hubiera ocurrido nada importante. (Exodo 7, 23)

  • Faraón respondió: «Mañana.» «Bien -dijo Moisés-, lo haré como tú pides, para que sepas que no hay nadie como Yavé, nuestro Dios. (Exodo 8, 6)

  • Faraón, sin embargo, al ver que se le daba alivio, se puso más porfiado; no quiso escuchar a Moisés y a Aarón, tal como Yavé les había dicho. (Exodo 8, 11)

  • Entonces los brujos dijeron a Faraón: «Aquí está el dedo de Dios.» Pero Faraón se puso más porfiado y no quiso hacerles caso, tal como Yavé lo había dicho anteriormente. (Exodo 8, 15)

  • Esta vez los brujos no pudieron presentarse delante de Faraón, pues tenían úlceras, como todos los demás egipcios. (Exodo 9, 11)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina