Encontrados 1397 resultados para: �Casa

  • Si un ladrón, sorprendido de noche forzando una casa, es herido mortalmente, el que lo mató no será culpado. (Exodo 22, 1)

  • Cuando uno dé a otro dinero o joyas en depósito, para que se los guarde, y son robados de la casa de éste, el ladrón, si es hallado, restituirá el doble. (Exodo 22, 6)

  • Si no es hallado el ladrón, el dueño de la casa será presentado ante los jueces y jurará no haber echado mano de las cosas de su prójimo ni haber tenido parte en el robo. (Exodo 22, 7)

  • Llevarás a la casa de Yavé los primeros y mejores frutos de tus tierras. No cocerás el cordero en la leche de su madre. (Exodo 23, 19)

  • Llevarás los primeros frutos de tu tierra a la Casa de Yavé, tu Dios. No cocerás el cabrito con la leche de su madre.» (Exodo 34, 26)

  • el propietario de la casa irá a avisarle al sacerdote diciendo: "He visto en mi casa algo que parece lepra." (Levítico 14, 35)

  • Antes de ir para examinar esa plaga, el sacerdote ordenará que desocupen la casa, no sea que lo que hay en ella pase a ser impuro. Después irá a examinar la casa. (Levítico 14, 36)

  • Si ve que la llaga está en las paredes de la casa en forma de cavidades verdosas y rojizas que parecen hundidas en la pared, (Levítico 14, 37)

  • el sacerdote saldrá a la puerta de la casa y la cerrará durante siete días. (Levítico 14, 38)

  • Hará raspar todo el interior de la casa, y echará fuera de la ciudad, en un lugar impuro, el polvo que hayan quitado. (Levítico 14, 41)

  • Luego tomarán piedras y las colocarán en el lugar de las primeras, y también mezcla nueva para revocar la casa. (Levítico 14, 42)

  • Si la mancha vuelve a extenderse por la casa después de haber arrancado las piedras y de haberlas raspado y revocado, (Levítico 14, 43)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina