13. Tobit se echó al cuello de su hijo y, llorando, le decía: "Te veo, hijo mío, luz de mis ojos". Y añadió:





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina