Bíblia Católica
 

Deuteronomio, 24

7. Si se descubre que alguien ha secuestrado a un hermano suyo israelita para emplearlo como esclavo o para venderlo, el secuestrador será condenado a muerte. Así extirparás la maldad de en medio de ti.

Versículos relacionados com Deuteronomio, 24:

Deuteronomio 24 contiene leyes sobre divorcio, perdón de la deuda, la cosecha y la protección de los derechos de los trabajadores. El capítulo también enfatiza la importancia de tratar a otros con justicia y misericordia.

Proverbios 22:22-23: "No robes a los pobres, porque él es pobre, ni aplasta a los necesitados en la corte, porque el Señor defenderá su causa y se llevará la vida de quienes los roban". Este versículo enfatiza la importancia de tratar a los necesitados con justicia y no explotarlos.

Santiago 5:4: "He aquí, el salario de los trabajadores que cosecharon sus campos, y que ha sido retenido con fraude, está gritando; y los gritos del Reaper han penetrado en los oídos del Señor de los anfitriones". Este versículo habla sobre la importancia de pagar a los trabajadores de manera justa y no retenerlos de sus salarios.

Isaías 61:8: "Para yo, el Señor, amo la justicia y el odio al robo y el mal en sus diversas formas. Te daré un pago justo y haré un pacto eterno con ellos". Este versículo destaca la importancia del robo y explotación de la justicia y condena.

1 Juan 3:17: "Pero si alguien tiene recursos materiales y ve a su hermano, pero cierra su corazón hacia él, ¿cómo puede el amor de Dios estar en él?" Este versículo destaca la importancia de ayudar a aquellos que lo necesitan y no ser egoístas con nuestros recursos.

Mateo 6:14-15: "Porque si perdonan los delitos del otro, el Padre Celestial también te perdonará. Pero si no se perdonan, el Padre Celestial no perdonará tus ofensas". Este versículo destaca la importancia del perdón y la misericordia, que se enfatiza en Deuteronomio 24 con respecto a la cancelación de la deuda.





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina