Katolicka Biblia
 

Tobías, 7

6. Ragüel se puso en pie de un salto, le besó, lloró y le dijo: «¡Bendito seas, hijo! Tienes un padre honrado y bueno. ¡Qué gran desgracia, haberse quedado ciego un hombre tan justo y tan limosnero!» Y echándose al cuello de su hermano Tobías, rompió a llorar.

Wersety związane z Tobías, 7:

Tobias 7 narra el viaje de Tobias y Azarias a la casa de Rachel, pariente de Tobias, para pedir prestado dinero para Tobias. Durante el viaje, se detienen para lavarse los pies en un río y un pez casi los ataca. Azarias le dice a Tobias que recoja el pez, que luego se usará para curar al padre de Tobit de Tobias. Los versos seleccionados a continuación están relacionados con el tema de la curación:

Tobias 6:2: "Toma el pez". En este versículo, Azarias le dice a Tobias que atrapa a los peces que casi los atacaron en el río. Esto es importante porque el pez se utilizará más tarde para curar la ceguera de los tobitios.

Juan 9:1-7: Este es el relato de la curación de un hombre ciego de Jesús. La cura se realiza con un lodo hecho de saliva y tierra que Jesús aplica a los ojos del hombre. Este versículo es relevante porque muestra otra forma de curación de una condición física, en este caso, ceguera.

Mateo 9:27-30: En este relato, dos personas ciegas encuentran a Jesús y piden ser sanados. Jesús toca sus ojos y se curan. Esto es importante porque muestra el poder curativo de Jesús.

Marcos 8:22-26: Este es otro relato de Jesús curando la ceguera de un hombre. Jesús pone a la saliva en los ojos del hombre, y luego comienza a ver, aunque borroso. Este versículo es relevante porque muestra que la curación se puede lograr de diferentes maneras.

Hechos 3:1-10: Este es el relato de Peter y John cuyando a un hombre cojo en la entrada del templo. Le piden al hombre que camine e inmediatamente se cura y comienza a caminar. Esto es importante porque muestra que la curación puede ocurrir de inmediato y milagrosamente.





“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina