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Juan, 13

1. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

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San Juan 13 describe la última cena de Jesús con sus discípulos, donde se lava los pies y comparte sus últimas palabras de enseñanzas antes de la crucifixión. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en el capítulo:

Filipenses 2:3-4: "No hagan nada por ambición o vanidad egoísta, pero consideran humildemente a los demás superiores a sí mismos. Cada uno se ocupa, no solo de sus intereses, sino también de los intereses de los demás". Este versículo enfatiza la importancia de la humildad y el cuidado de los demás, mostrando el ejemplo de Jesús en lavar los pies de sus discípulos.

Juan 15:12-13: "Mi mandamiento es este: se aman como yo los amaba. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos". Estos versículos refuerzan la enseñanza de Jesús sobre el amor del prójimo, que se ejemplifica en sus acciones durante la última cena.

Colosenses 3:13: "Compan y perdonan las quejas que tienen entre sí. Perdona como el Señor los perdonó". El acto de Jesús de lavar los pies de sus discípulos muestra su amor y voluntad de servir, y este versículo destaca la importancia de perdonar y amar a los demás en nuestras acciones diarias.

Mateo 20:26-28: "Pero entre ustedes, no será así. Por el contrario, cualquiera que quiera ser importante entre ustedes debe ser un sirviente, y cualquiera que quiera ser el primero debería ser un esclavo; como el Hijo del hombre, que no se les sirve, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos ". Estos versos muestran el ejemplo de Jesús para servir y cuidar a los demás, y cómo debemos imitar su ejemplo en nuestras propias vidas.

Juan 14:15: "Si me amas, obedecerás a mis mandamientos". Durante la última cena, Jesús enfatizó la importancia de obedecer sus enseñanzas y mandamientos, como una expresión de amor y devoción a él.





“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina