20. El pueblo clamó y se tocaron las trompetas. Al escuchar el pueblo la voz de la trompeta, prorrumpió en gran clamor, y el muro se vino abajo. La gente escaló la ciudad, cada uno frente a sí, y se apoderaron de ella.





“Onde há mais sacrifício, há mais generosidade.” São Padre Pio de Pietrelcina