43. Él presentó como ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, y un tazón de plata, de setenta siclos -en siclos del Santuario- ambos recipientes llenos de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, para una oblación;





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina