17. El rey había puesto a vigilar la Puerta al escudero en cuyo brazo se apoyaba. Pero el pueblo lo aplastó contra la Puerta, y él murió, conforme a lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey había bajado a encontrarse con él.





“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina