13. Incluso despojó del rango de reina madre a su abuela Maacá, por haber dedicado un horrendo fetiche a la diosa Aserá. Asá eliminó ese fetiche, quemándolo en el torrente Cedrón.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina