5. al ver delante y detrás de ellos una multitud que los adora. Digan más bien en su corazón: "A ti, Señor, hay que adorar".





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina