Znaleziono 195 Wyniki dla: misma

  • ¿No os enseña la misma naturaleza que es una afrenta para el hombre la cabellera, (I Corintios 11, 14)

  • Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu. (II Corintios 3, 18)

  • que los gentiles sois coherederos, miembros del mismo Cuerpo y partícipes de la misma Promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio, (Efesios 3, 6)

  • Amos, obrad de la misma manera con ellos, dejando las amenazas; teniendo presente que está en los cielos el Amo vuestro y de ellos, y que en él no hay acepción de personas. (Efesios 6, 9)

  • Así pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con temor y temblor por vuestra salvación, (Filipenses 2, 12)

  • Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús. (I Tesalonicenses 4, 14)

  • Que no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga en la misma condenación del Diablo. (I Timoteo 3, 6)

  • Si alguna creyente tiene viudas, atiéndalas ella misma y no las cargue a la Iglesia, a fin de que ésta pueda atender a las que sean verdaderamente viudas. (I Timoteo 5, 16)

  • Pues ha sido juzgado digno de una gloria en tanto superior a la de Moisés, en cuanto la dignidad del constructor de la casa supera a la casa misma. (Hebreos 3, 3)

  • Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo. (Hebreos 5, 3)

  • Deseamos, no obstante, que cada uno de vosotros manifieste hasta el fin la misma diligencia para la plena realización de la esperanza, (Hebreos 6, 11)

  • de una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así. (Santiago 3, 10)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina