Znaleziono 39 Wyniki dla: Islas

  • Porque, en efecto, pasad a las islas de los Kittim y ved, enviad a Quedar quien investigue a fondo, pensadlo bien y ved si aconteció cosa tal: (Jeremías 2, 10)

  • a (todos) los reyes de Tiro, a (todos) los reyes de Sidón y a los reyes de las islas de allende el mar; (Jeremías 25, 22)

  • Oíd la palabra de Yahveh, naciones, y anunciad por las islas a lo lejos, y decid: «El que dispersó a Israel le reunirá y le guardará cual un pastor su hato.» (Jeremías 31, 10)

  • Así dice el Señor Yahveh a Tiro: Al estruendo de tu caída, cuando giman las víctimas, cuando hierva la carnicería en medio de ti, ¿no temblarán las islas? (Ezequiel 26, 15)

  • Ahora tiemblan las islas en el día de tu caída, las islas del mar están aterradas de tu fin. (Ezequiel 26, 18)

  • Dirás a Tiro, la ciudad sentada a la entrada del mar, centro del tráfico de los pueblos hacia islas sin cuento: Así dice el Señor Yahveh: Tiro, tú decías: Yo soy un navío de perfecta hermosura. (Ezequiel 27, 3)

  • De las encinas de Basán hicieron tus remos. El puente te lo hicieron de marfil incrustado en cedro de las islas de Kittim. (Ezequiel 27, 6)

  • De lino recamado de Egipto era tu vela que te servía de enseña. Púrpura y escarlata de las islas de Elisá formaban tu toldo. (Ezequiel 27, 7)

  • Los hijos de Rodán traficaban contigo; numerosas islas eran clientes tuyas; te pagaban con colmillos de marfil y madera de ébano. (Ezequiel 27, 15)

  • Todos los habitantes de las islas están pasmados por tu causa. Sus reyes están estremecidos de terror, descompuesto su rostro. (Ezequiel 27, 35)

  • Mandaré fuego sobre Magog y sobre los que viven seguros en las islas, y sabrán que yo soy Yahveh. (Ezequiel 39, 6)

  • Entonces se volverá hacia las islas y tomará un buen número de ellas; pero un magistrado pondrá fin a su ultraje sin que él pueda devolverle el ultraje. (Daniel 11, 18)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina