Znaleziono 357 Wyniki dla: nuestros
Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros rebaños y todo nuestro ganado quedarán atrás, en las ciudades de Galaad, (Números 32, 26)
Ahora bien, si ellas se casan con un miembro de otra tribu de Israel, su parte será sustraída de la herencia de nuestros padres y se sumará a la herencia de la tribu a la que van a pertenecer. De esa manera, disminuirá la herencia que nos ha tocado en suerte. (Números 36, 3)
¿Adónde iremos? Nuestros hermanos nos dejaron sin aliento, cuando nos dijeron: ‘Son gente más grande y más alta que nosotros; las ciudades son enormes y están provistas de murallas que se elevan hasta el cielo. Allí vimos también a los anaquitas’". (Deuteronomio 1, 28)
Por la ruta de la Arabá, que viene de Elat y de Esión Guéber, bordeamos la región de Seír, donde viven nuestros hermanos, los descendientes de Esaú. Luego dimos vuelta y tomamos el camino del desierto de Moab. (Deuteronomio 2, 8)
No la hizo con nuestros padres, sino con nosotros, los que hoy estamos aquí, todos con vida. (Deuteronomio 5, 3)
Él realizó, ante nuestros mismos ojos, grandes signos y tremendos prodigios contra Egipto, contra el Faraón y contra toda su casa. (Deuteronomio 6, 22)
Él nos hizo salir de allí y nos condujo para darnos la tierra que había prometido a nuestros padres con un juramento. (Deuteronomio 6, 23)
y pronunciarán estas palabras: "Nuestras manos no han derramado esa sangre y nuestros ojos no han visto nada. (Deuteronomio 21, 7)
Entonces te presentarás al sacerdote que esté en funciones en aquellos días, y le dirás: "Yo declaro hoy ante el Señor, tu Dios, que he llegado a la tierra que él nos dio, porque así lo había jurado a nuestros padres". (Deuteronomio 26, 3)
Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestra voz. Él vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, (Deuteronomio 26, 7)
Inclínate desde tu santa morada, desde lo alto del cielo, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos diste -esa tierra que mana leche y miel- como lo habías jurado a nuestros padres". (Deuteronomio 26, 15)
Las cosas ocultas conciernen al Señor, nuestro Dios; pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para que practiquemos siempre todas las palabras de esta Ley. (Deuteronomio 29, 28)