Znaleziono 493 Wyniki dla: estás
Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. (Deuteronomio 6, 6)
Porque si escuchas estas leyes, las observas y las practicas, el Señor, tu Dios, mantendrá en tu favor la alianza y la fidelidad que juró a tus padres. (Deuteronomio 7, 12)
Entonces intercedí ante el Señor con estas palabras: "Señor, no destruyas al pueblo que es tu herencia, ese pueblo que tú has rescatado por tu grandeza, y que hiciste salir de Egipto con mano poderosa. (Deuteronomio 9, 26)
Graben estas palabras en lo más íntimo de su corazón. Átenlas a sus manos como un signo, y que sean como una marca sobre su frente. (Deuteronomio 11, 18)
Todos los lugares donde pongan la planta de sus pies, les pertenecerán. Y estas serán sus fronteras: desde el desierto, el Líbano y el río Éufrates, hasta el mar occidental. (Deuteronomio 11, 24)
Estas montañas se encuentran, como es sabido, al otro lado del Jordán, detrás del camino del oeste, en el país de los cananeos que habitan en la Arabá, frente a Guilgal, cerca de la encina de Moré. (Deuteronomio 11, 30)
Escucha atentamente todas estas cosas que yo te mando. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, porque habrás realizado lo que es bueno y recto a los ojos del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 12, 28)
ten cuidado, no sea que caigas en una trampa. No sigas su ejemplo después que hayan desaparecido de tu presencia, ni hagas averiguaciones respecto de sus dioses, diciendo: "¿Cómo servían a sus dioses estas naciones para que yo pueda hacer lo mismo?". (Deuteronomio 12, 30)
Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y observa fielmente estas prescripciones. (Deuteronomio 16, 12)
Porque todo el que practica estas cosas es abominable al Señor, tu Dios, y por causa de estas abominaciones, él desposeerá a esos pueblos delante de ti. (Deuteronomio 18, 12)
y pronunciarán estas palabras: "Nuestras manos no han derramado esa sangre y nuestros ojos no han visto nada. (Deuteronomio 21, 7)
y tú pronunciarás estas palabras en presencia del Señor, tu Dios: "Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa. (Deuteronomio 26, 5)