Znaleziono 292 Wyniki dla: amor sacrificado

  • Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. (II Timoteo 1, 7)

  • Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a Cristo Jesús que has escuchado de mí. (II Timoteo 1, 13)

  • Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna. (II Timoteo 2, 10)

  • No cedas a los impulsos propios de la juventud y busca la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que invocan al Señor con un corazón puro. (II Timoteo 2, 22)

  • Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi modo de vida y mis proyectos, mi fe, mi paciencia, mi amor y mi constancia, (II Timoteo 3, 10)

  • Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su Manifestación. (II Timoteo 4, 8)

  • porque Demas me ha abandonado por amor a este mundo. Él se fue a Tesalónica, Crescente emprendió viaje a Galacia, y Tito, a Dalmacia. (II Timoteo 4, 10)

  • Que los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, íntegros en la fe, en el amor y en la constancia. (Tito 2, 2)

  • Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, (Tito 3, 4)

  • porque he oído hablar del amor y de la fe que manifiestas hacia el Señor Jesús y en favor de todos los santos. (Filemon 1, 5)

  • Por mi parte, yo he experimentado una gran alegría y me he sentido reconfortado por tu amor, viendo cómo tú, querido hermano, aliviabas las necesidades de los santos. (Filemon 1, 7)

  • prefiero suplicarte en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, (Filemon 1, 9)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina