Znaleziono 186 Wyniki dla: algo

  • Los postes de la puerta del Templo eran cuadrados, y delante del Santo de los santos había algo que tenía el aspecto (Ezequiel 41, 21)

  • También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte del hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez del hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla; (Daniel 2, 41)

  • ¡Escuchen esto, ancianos, presten atención, todos los habitantes del país! ¿Sucedió algo así en los días de ustedes o en los días de sus padres? (Joel 1, 2)

  • Así habla el Señor contra los profetas que extravían a mi pueblo: Cuando sus dientes tienen algo que morder, ellos gritan: "¡Paz!". Pero al que no les llena la boca, le declaran la guerra santa. (Miqueas 3, 5)

  • Tú le dirás: Así habla el Señor de los ejércitos: Aquí hay un hombre llamado "Germen": allí donde esté, algo va a germinar, y él reconstruirá el Templo del Señor. (Zacarías 6, 12)

  • Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. (Mateo 5, 42)

  • También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. (Mateo 18, 19)

  • Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. (Mateo 20, 10)

  • Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. (Mateo 20, 20)

  • Y si alguien les dice algo, respondan: "El Señor los necesita y los va a devolver en seguida"». (Mateo 21, 3)

  • Despide a la gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a comprar algo para comer». (Marcos 6, 36)

  • Él tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: «¿Ves algo?». (Marcos 8, 23)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina