Znaleziono 105 Wyniki dla: Vivientes
Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? ¡Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes!». (Mateo 22, 32)
Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error». (Marcos 12, 27)
Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él». (Lucas 20, 38)
Frente al trono, se extendía como un mar transparente semejante al cristal.En medio del trono y alrededor de él, había cuatro Seres Vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. (Apocalipsis 4, 6)
Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin cesar, día y noche: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene». (Apocalipsis 4, 8)
Y cada vez que los Seres Vivientes daban gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, (Apocalipsis 4, 9)
Entonces vi un Cordero que parecía haber sido inmolado: estaba de pie entre el trono y los cuatro Seres Vivientes, en medio de los veinticuatro Ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra. (Apocalipsis 5, 6)
Cuando tomó el libro, los cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron ante el Cordero. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los Santos, (Apocalipsis 5, 8)
Y después oí la voz de una multitud de Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, (Apocalipsis 5, 11)
Los cuatro Seres Vivientes decían: «¡Amén!», y los Ancianos se postraron en actitud de adoración. (Apocalipsis 5, 14)
Después vi que el Cordero abría el primero de los siete sellos, y oí al primero de los cuatro Seres Vivientes que decía con voz de trueno: «Ven». (Apocalipsis 6, 1)
Cuando el Cordero abrió el segundo sello, oí al segundo de los Seres Vivientes que decía: «Ven». (Apocalipsis 6, 3)