Znaleziono 92 Wyniki dla: Llega
Así habla el Señor: ¡Miren! Un pueblo llega del país del Norte y surge una nación de los confines de la tierra. (Jeremías 6, 22)
¡Cíñete un cilicio, hija de mi pueblo, y revuélcate en la ceniza, llora como por un hijo único, entona un lamento lleno de amargura! Porque en un instante llega sobre nosotros el devastador. (Jeremías 6, 26)
¡Oigan el rumor! ¡Ya llega! Un gran estruendo viene del país del Norte para hacer de las ciudades de Judá una desolación, una guarida de chacales. (Jeremías 10, 22)
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto. (Jeremías 17, 8)
Llega el estruendo hasta el confín de la tierra, porque el Señor está en pleito con las naciones, entabla juicio a todo ser viviente, y a los malvados los entrega a la espada -oráculo del Señor-. (Jeremías 25, 31)
Porque llega el día en que los vigías gritarán sobre la montaña de Efraím: "¡De pie, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!". (Jeremías 31, 6)
Hasta sus mercenarios, en medio de ella, eran como terneros cebados; pero ellos también retroceden, huyen todos juntos, no resisten. Porque les llega el día de su ruina, el tiempo en que tendrán que dar cuenta. (Jeremías 46, 21)
Es a causa del día que llega para arrasar a todos los filisteos, para cortar a Tiro y a Sidón todo resto de ayuda. Porque el Señor arrasa a los filisteos, al resto de la isla de Caftor. (Jeremías 47, 4)
Llega un juicio al país de la meseta, a Jolón e Iahsá, contra Mefaat, (Jeremías 48, 21)
El clamor de Jesbón llega hasta Elealé; alzan la voz hasta Iahás, desde Soar hasta Joronaim y Eglat Selisiá. Porque hasta las aguas de Nimrim son una desolación. (Jeremías 48, 34)
-Hemos querido curar a Babilonia, pero no sanó. -¡Déjenla y vayámonos, cada uno a su país, porque el juicio contra ella llega hasta el cielo y se eleva hasta las nubes! (Jeremías 51, 9)
Porque llega contra Babilonia un devastador: sus guerreros son capturados, se quiebran sus arcos. Sí, el Señor es el Dios de las represalias: él paga estrictamente. (Jeremías 51, 56)