Znaleziono 200 Wyniki dla: Altares de Incienso

  • y después tomará un incensario lleno de brasas extraídas del altar que está delante del Señor, y dos puñados de incienso aromático pulverizado. Llevará todo esto detrás del velo, (Levítico 16, 12)

  • y pondrá el incienso sobre el fuego delante del Señor, de manera que la nube de incienso envuelva la tapa que está encima del Arca del Testimonio. Así no morirá. (Levítico 16, 13)

  • y sobre cada hilera pondrás incienso puro, como un memorial del pan, como una ofrenda que se quema para el Señor. (Levítico 24, 7)

  • y yo destruiré sus lugares altos, derribaré los altares donde ofrecen incienso, y arrojaré los cadáveres de ustedes sobre sus ídolos inertes. Les tendré aversión, (Levítico 26, 30)

  • Ellos tenían a su cargo el Arca, la mesa, el candelabro, los altares, los utensilios sagrados que se usaban en el culto, el cortinado que dividía el Santuario y todo el servicio relacionado con esos objetos. (Números 3, 31)

  • El sacerdote Eleazar, hijo de Aarón, será el encargado del aceite para la iluminación, del incienso aromático, de la ofrenda perpetua y del óleo de la unción; y ejercerá la supervisión de toda la Morada, con todos los objetos sagrados y todos los utensilios que hay en ella. (Números 4, 16)

  • en esos casos, el hombre presentará su mujer al sacerdote y entregará como ofrenda por ella la décima parte de una medida de harina de cebada. Pero no derramará aceite sobre esa ofrenda ni le añadirá incienso, porque se trata de una oblación motivada por los celos, de una oblación conmemorativa, que debe recordar un delito. (Números 5, 15)

  • una naveta de oro, de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 14)

  • una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 20)

  • una naveta de oro, de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 26)

  • una naveta de oro, de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 32)

  • una naveta de oro, de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 38)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina