Znaleziono 250 Wyniki dla: puerta

  • Entonces se levantó la mujer de Jeroboam y se fue a Tirsa. En el momento en que tocaba con sus pies el umbral de la puerta, murió el niño. (1 Reyes 14, 17)

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos de gala ante la puerta de Samaria, y todos los profetas estaban en trance delante de ellos. (1 Reyes 22, 10)

  • Luego entra en casa con tus hijos y cierra la puerta. Usted tomará la vasija en la cual tiene un poco de aceite, y echará en las que le han prestado. Y a medida que se vayan llenando, las pondrá aparte.» (2 Reyes 4, 4)

  • Eliseo, pues, le dijo: «Llámala.» La llamó el muchacho y la dama se paró en la puerta. (2 Reyes 4, 15)

  • Entonces la madre subió y lo acostó sobre la cama de Eliseo. Cerró la puerta y salió. (2 Reyes 4, 21)

  • Eliseo entró y cerró la puerta tras de sí, y oró a Yavé. (2 Reyes 4, 33)

  • Eliseo estaba sentado en su casa, y los dirigentes estaban sentados con él. Antes que llegara el mensajero, Eliseo les dijo: «¿No saben que este hijo de asesino ha mandado cortar mi cabeza? Pues bien, cuando llegue el mensajero, cierren la puerta y no lo dejen entrar. Detrás de él oigo el ruido de los pasos de su señor.» (2 Reyes 6, 32)

  • Así sucedió. El pueblo lo atropelló y pisoteó en la puerta, y allí murió. (2 Reyes 7, 20)

  • Luego, abre la puerta de la pieza y huye sin detenerte.» Este joven, pues, se fue a Ramot. (2 Reyes 9, 4)

  • En cuanto a Jezabel, nadie la sepultará y los perros la devorarán en el campo de Jezrael.» El joven abrió la puerta y huyó. (2 Reyes 9, 10)

  • Cuando Jehú pasaba por la puerta, le dijo: «¿Traes la paz? ¿No tendrás la suerte de Zimrí, cuando asesinó a su señor?» (2 Reyes 9, 31)

  • El mensajero entró donde Jehú y le dijo: «Aquí te mandan las cabezas de los hijos del rey.» El respondió: «Pónganlas en dos montones a la entrada de la Puerta de Jezrael hasta mañana.» (2 Reyes 10, 8)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina