Znaleziono 369 Wyniki dla: gloria

  • En ese momento, los querubines desplegaron sus alas y las ruedas se fueron con ellos; la Gloria del Dios de Israel descansaba sobre ellos. (Ezequiel 11, 22)

  • La Gloria de Yavé se levantó desde el centro de la ciudad; se elevó y se detuvo en la montaña que está al oriente de la ciudad. (Ezequiel 11, 23)

  • Enviaré contra ti a extranjeros, los sepultureros de los pueblos; su espada se medirá con tu bella cultura, pisotearán tu gloria. (Ezequiel 28, 7)

  • Le dirás esta palabra de Yavé: Me lanzaré contra ti, Sidón, y me cubriré de gloria a costa tuya. Sabrán que yo soy Yavé cuando ejecute mis decisiones: entonces conocerán mi santidad. (Ezequiel 28, 22)

  • "Hijo de hombre, laméntate por la gloria de Egipto. (Ezequiel 32, 18)

  • Toda la gente del país trabajará en el entierro y se sentirán orgullosos de eso, el día en que manifieste mi gloria -palabra de Yavé. (Ezequiel 39, 13)

  • Así mostraré mi gloria a las naciones. Quiero que sepan lo que es mi justicia y cómo supe dejar caer mi mano sobre ellas. (Ezequiel 39, 21)

  • y de repente llegó del Oriente la Gloria del Dios de Israel con un ruido semejante a los grandes torrentes; la tierra se iluminó con su Gloria. (Ezequiel 43, 2)

  • La Gloria de Yavé entró en el Templo por la puerta este. (Ezequiel 43, 4)

  • El Espíritu me levantó y me hizo entrar en el patio interior, y la Gloria de Yavé llenó la Casa. (Ezequiel 43, 5)

  • Luego me condujo al Templo por la puerta norte, miré y vi que la Gloria de Yavé llenaba la Casa. Entonces me eché de bruces al suelo. (Ezequiel 44, 4)

  • A ti, ¡oh, rey!, el más poderoso entre todos los reyes, Dios te ha dado el reino, el imperio, el poder y la gloria. Los hombres, los animales y los pájaros, dondequiera que habiten, los ha puesto Dios bajo tu mano. Dios te ha hecho su soberano y, por eso, la cabeza de oro eres tú. (Daniel 2, 38)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina