Znaleziono 1655 Wyniki dla: eli

  • El Señor ha ordenado, de igual manera, que los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio. (1º Carta a los Corintios 9, 14)

  • Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio! (1º Carta a los Corintios 9, 16)

  • Entonces, ¿cómo podré merecer alguna recompensa? Dando el Evangelio gratuitamente, y sin hacer valer mis derechos de evangelizador. (1º Carta a los Corintios 9, 18)

  • Y todo lo hago por el Evangelio, porque quiero tener también mi parte de él. (1º Carta a los Corintios 9, 23)

  • Castigo mi cuerpo y lo tengo bajo control, no sea que después de predicar a otros yo me vea eliminado. (1º Carta a los Corintios 9, 27)

  • Tampoco se quejen contra Dios como se quejaron muchos de ellos y fueron eliminados por el ángel exterminador. (1º Carta a los Corintios 10, 10)

  • Fíjense en los israelitas: para ellos, comer de las víctimas es entrar en comunión con su altar. (1º Carta a los Corintios 10, 18)

  • Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres. (1º Carta a los Corintios 15, 19)

  • El nos libró de ese peligro de muerte tan grande, y nos seguirá protegiendo. En él hemos puesto nuestra esperanza y seguirá amparándonos, (2º Carta a los Corintios 1, 10)

  • Así, pues, llegué a Tróade para predicar el Evangelio de Cristo, y gracias al Señor se me abrió una puerta. (2º Carta a los Corintios 2, 12)

  • Cuando se dieron leyes grabadas en tablas de piedra, ese ministerio fue rodeado de gloria, a pesar de que no traía más que sentencias de nuerte; eso no obstante, los israelitas no podían fijar su mirada en el rostro de Moisés a causa de su resplandor, aunque era fugaz. (2º Carta a los Corintios 3, 7)

  • No es como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que los israelitas no vieran el momento en que se apagara su resplandor. (2º Carta a los Corintios 3, 13)


“Combata vigorosamente, se está interessado em obter o prêmio destinado às almas fortes.” São Padre Pio de Pietrelcina