Znaleziono 963 Wyniki dla: bajo su mano

  • impondrá la mano sobre su cabeza y la sacrificará ante la Tienda de las Citas; los hijos de Aarón derramarán su sangre en el altar y alrededor. (Levítico 3, 13)

  • Lo traerá a la Tienda de las Citas a la presencia de Yavé; pondrá la mano sobre la cabeza del novillo, y luego lo sacrificará delante de Yavé. (Levítico 4, 4)

  • le pondrá su mano sobre la cabeza y lo degollará en el lugar donde se sacrifica el holocausto en presencia de Yavé. (Levítico 4, 24)

  • pondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará en el lugar de los holocaustos. (Levítico 4, 29)

  • pondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará en el lugar donde se degüellan las víctimas de los holocaustos. (Levítico 4, 33)

  • Moisés lo sacrificó y, tomando su sangre, mojó el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha y el pie derecho. (Levítico 8, 23)

  • Después pidió que se acercaran los hijos de Aarón, les untó con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de su mano derecha y el pie derecho. Y derramó la sangre en el altar y en su derredor. (Levítico 8, 24)

  • Después el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación y mojará el lóbulo de la oreja derecha del que se está purificando, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho. (Levítico 14, 14)

  • Y, tomando el cuartillo de aceite, el sacerdote echará parte del aceite en la palma de su mano izquierda. (Levítico 14, 15)

  • Después untará el dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en su mano izquierda, y con su dedo hará siete aspersiones de aceite delante de Yavé. (Levítico 14, 16)

  • Con el aceite restante que tiene en su mano, el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho, sobre la sangre de la víctima de reparación. (Levítico 14, 17)

  • Y el aceite que quede en la mano del sacerdote, lo echará sobre la cabeza del que se purifica haciendo en esta forma la expiación por él ante Yavé. (Levítico 14, 18)


O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina