Znaleziono 107 Wyniki dla: animal terrible

  • Ustedes comerán el animal de pezuña partida, hendida en dos uñas y que rumia. (Levítico 11, 3)

  • Sepan distinguir entre lo impuro y lo puro, entre el animal que puede comerse y el que no. (Levítico 11, 47)

  • Si un hombre de Israel, o alguno de los extranjeros que viven en medio de ustedes, caza un animal o ave que está permitido comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. (Levítico 17, 13)

  • Porque la sangre de todo ser viviente es su misma alma. Por eso mandé a los hijos de Israel: «No comerán la sangre de ningún animal, pues la sangre es su alma misma.» El que la coma será eliminado. (Levítico 17, 14)

  • Toda persona nacida en el país, o todo forastero que haya comido carne de animal muerto o destrozado deberá lavar sus vestidos y bañarse en agua, y quedará impuro hasta la tarde; después será puro. (Levítico 17, 15)

  • No te acostarás con un animal: la mancha te quedaría. Tampoco la mujer se dejará cubrir por un animal: esto es una cosa abominable. (Levítico 18, 23)

  • Si un hombre tiene relación sexual con un animal, morirán él y el animal. (Levítico 20, 15)

  • Y si una mujer la tiene con un animal, los dos morirán también. Son responsables de su propia muerte. (Levítico 20, 16)

  • Distingan bien, pues, entre el animal puro y el impuro y entre ave pura e impura, y no se contaminen comiendo algún animal, o ave, o cualquier ser que se mueva en la tierra, que yo haya separado como impuro. (Levítico 20, 25)

  • No comerán animal muerto o destrozado, pues con él se harían impuros: ¡yo soy Yavé! (Levítico 22, 8)

  • Si alguien ofrece a Yavé ganado mayor o menor como sacrificio de comunión, sea en cumplimiento de un voto o como ofrenda voluntaria, el animal será aceptado si es sin mancha ni defecto. (Levítico 22, 21)

  • Nunca ofrezcan a Yavé ni pongan en el altar como sacrificio por el fuego para Yavé, un animal ciego, quebrado, mutilado, con llagas o sarna. (Levítico 22, 22)


“Nossa Senhora está sempre pronta a nos socorrer, mas por acaso o mundo a escuta e se emenda?” São Padre Pio de Pietrelcina