Znaleziono 46 Wyniki dla: Holofernes
Estas palabras agradaron a Holofernes y a todos sus oficiales, que, admirados de su sabiduría, dijeron: (Judit 11, 20)
Holofernes le dijo: «Bien ha hecho Dios en mandarte delante de tu pueblo, para demostrarle que el poder está en mis manos y la ruina en manos de los que desprecian a mi señor. (Judit 11, 22)
«No debo comer esto para no caer en falta; basta con lo que traje.» Holofernes replicó: (Judit 12, 2)
pues había pedido a Holofernes que ordenara a sus guardias que la dejaran salir. Judit permaneció tres días en el campamento, y cada noche iba al valle de Betulia y se lavaba en la fuente donde estaban los guardias. (Judit 12, 7)
Al cuarto día, Holofernes dio un banquete al que invitó solamente a sus oficiales, excluyendo a los que estaban de servicio. (Judit 12, 10)
Bagoas salió, pues, de la carpa de Holofernes y entró en la de Judit. Le dijo: «No te niegues, bella joven, a venir donde mi señor para que te honre y bebas con nosotros alegremente. Hoy mismo llegarás a ser como una de las asirias que viven en el palacio de Nabucodonosor.» (Judit 12, 13)
Se levantó, se adornó con sus vestidos y todos sus adornos de mujer. Su sirvienta se le adelantó y extendió en el suelo, delante de Holofernes, la piel que Bagoas había dado a Judit para su uso diario y donde pudiera reclinarse para comer. (Judit 12, 15)
Entró Judit y se instaló. El corazón de Holofernes quedó cautivado y su espíritu perturbado. Era presa de un deseo intenso de poseerla, porque desde el día en que la vio atisbaba el momento favorable para seducirla. (Judit 12, 16)
y comió y bebió ante él. Holofernes estaba bajo su encanto, (Judit 12, 19)
Judit fue dejada sola en la tienda con Holofernes, hundido en su cama y ahogado en vino. (Judit 13, 2)
Todos se habían ido de la carpa de Holofernes, y nadie, grande o pequeño, se había quedado en el dormitorio. Judit, de pie al lado de la cama, dijo interiormente: «Señor, Dios de toda fortaleza, favorece en esta hora lo que voy a hacer para gloria de Jerusalén. (Judit 13, 4)
Avanzó entonces hacia la cabecera de la cama, de donde colgaba la espada de Holofernes, la desenvainó (Judit 13, 6)