Sabiduría, 10
7. Como testimonio de aquella maldad queda todavía una tierra desolada humeando, unas plantas cuyos frutos no alcanzan sazón a su tiempo, y, como monumento de un alma incrédula, se alza una columna de sal.
7. Como testimonio de aquella maldad queda todavía una tierra desolada humeando, unas plantas cuyos frutos no alcanzan sazón a su tiempo, y, como monumento de un alma incrédula, se alza una columna de sal.
“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina