15. Al día siguiente se levantó el criado del hombre de Dios para salir, pero el destacamento rodeaba la ciudad, con caballos y carros, y su criado le dijo: «¡Ay, mi señor!, ¿qué vamos a hacer?»





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina