10. Asá invocó a Yahveh su Dios, y dijo: «¡Oh Yahveh, sólo tú puedes ayudar entre el poderoso y el desvalido! ¡Ayúdanos, pues, Yahveh, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre marchamos contra esta inmensa muchedumbre! ¡Yahveh, tú eres nuestro Dios! ¡No prevalezca contra ti hombre alguno!»





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina