Efesios, 4
17. Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente,
17. Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente,
El Capítulo 4 de Efesios se ocupa de la unidad del cuerpo de Cristo, donde los creyentes están llamados a vivir dignos de la llamada que recibieron, con humildad, mansedumbre y amor. El capítulo destaca la importancia de la comunión entre los miembros del cuerpo de Cristo y la necesidad de deshacerse de los comportamientos pecaminosos. A continuación hay cinco versos en orden de proximidad a los temas del capítulo, excluyendo los versos de los efesios 4.
Proverbios 15:1: "La respuesta leve desvía el furor, pero la palabra dura aumenta la ira". Este versículo destaca la importancia de responder con palabras suaves y amables, en lugar de palabras duras y groseras que pueden causar ira y conflicto.
1 Pedro 3:8: "Finalmente, sed de todo el mismo coraje, compasivo, amigos fraternalmente, misericordiosos, humildes". Peter insta a los creyentes a ser "igual valor", que muestra compasión, amistad fraterna, misericordia y humildad entre ellos.
Colosenses 3:13: "Apoya a los demás, perdónate a verte si alguien tiene una razón para quejarse contra los demás. Así como el Señor te perdonó, así que te perdones". Este versículo destaca la necesidad de soportar y perdonar mutuamente como una expresión del amor que Cristo tiene para nosotros.
1 Juan 4:20: "Si alguien afirma:" Amo a Dios ", pero el odio a su hermano es un mentiroso, porque el que no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. " John enfatiza que es imposible amar a Dios y odiar a su hermano, porque el amor de Dios nos lleva a amarnos.
Efesios 5:18: "Y no te emborrachas con el vino, en el que está el desenfreno, sino que te llenan del espíritu". Este versículo destaca la importancia de estar lleno del Espíritu Santo, en lugar de rendirse a comportamientos pecaminosos, como la embriaguez.
“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina
