Cattolica Bibbia
 

II Samuel, 3

8. Abner se enfureció por las palabras de Isbaal y replicó: "¿Acaso yo soy un perro, de esos de Judá? Hasta hoy he procedido lealmente con la casa de tu padre Saúl, con sus hermanos y amigos, y no te dejé caer en manos de David. ¡Y ahora tú me recriminas a causa de esa mujer!

Versi relativi a II Samuel, 3:

El Capítulo 3 de 2 Samuel describe la larga lucha entre la casa de Saul y la casa de David para el control de Israel. Abner, el comandante del ejército de Saul, se niega a someterse a David después de la muerte de Saul, y elige un nuevo rey a Israel, Is-Boste, hijo de Saul. Sin embargo, la guerra entre las dos casas continúa, y Abner finalmente es asesinado por Joab, el comandante del ejército de David.

2 Samuel 3:1 - "Hubo una larga guerra entre la casa de Saul y la casa de David. David se hizo cada vez más fuerte, mientras que la casa de Saúl cada vez más débil". Este versículo resume el tema principal del capítulo, que es la lucha por el poder entre las dos casas.

2 Samuel 3:6 - "Mientras hubo una guerra entre la casa de Saul y la casa de David, Abner estaba ganando poder en la casa de Saul". Este versículo muestra cómo Abner se convirtió en una figura importante en la casa de Saul durante la guerra.

2 Samuel 3:27 - "Cuando Abner regresó a Hebrón, Joabe lo llevó al centro de la puerta, como si quisiera hablar con él en particular, y allí lo hirió en su vientre. Y Abner murió de la sangre de Asael , hermano de Joab ". Este versículo describe la muerte de Abner en manos de Joab, un evento importante en la lucha por el poder.

2 Samuel 3:37 - "Toda la gente y todo Israel entendieron ese día que no había sido por la voluntad del rey que Abner, hijo de Ner, había estado muerto". Este versículo muestra que la muerte de Abner fue un acto de Joab, no David.

2 Samuel 3:39 - "Y el rey David lloró por Abner y dijo: 'Hoy un gran hombre murió en Israel'." Este verso muestra que incluso David, que estaba luchando contra Abner, reconoció sus habilidades y lamentó su muerte.





O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina