II Crónicas, 15
3. Durante mucho tiempo Israel estuvo sin verdadero Dios, sin sacerdote que lo instruyera y sin ley.
3. Durante mucho tiempo Israel estuvo sin verdadero Dios, sin sacerdote que lo instruyera y sin ley.
El Capítulo 15 de 2 Crónicas habla sobre el rey Asa, quien buscó al Señor y llevó al pueblo de Judá a hacer lo mismo, renovando el pacto con Dios y destruyendo los ídolos y los altares paganos que existían en la tierra. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas abordados en 2 Crónicas 15:
Salmo 9:10: "En usted confía en aquellos que conocen su nombre; para usted, Señor, nunca ha abandonado a los que lo buscan". Asa buscó al Señor y renovó el pacto con él, demostrando que confiaba en Dios y buscó su voluntad. Este versículo destaca la importancia de confiar en Dios y buscar su presencia.
Isaías 55:6: "Busca al Señor siempre que uno pueda encontrar, invocarlo mientras esté cerca". El Capítulo 15 de 2 Crónicas enfatiza la importancia de buscar a Dios y renovar el pacto con él. Este verso de Isaías también destaca la importancia de buscar a Dios como se puede encontrar.
Deuteronomio 30:2: "Y te convertirás en el Señor tu Dios, y escucharás con su voz, de acuerdo con todo lo que te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma". Asa llevó al pueblo de Judá a convertirse al Señor y escuchar su voz, renovando el pacto con Dios. Este versículo de Deuteronomio resalta la importancia de obedecer a Dios y seguir sus mandamientos.
1 Reyes 8:61: "Y sé todo tu corazón para el Señor nuestro Dios, para caminar en sus estatutos y mantener sus mandamientos como hoy". Este versículo destaca la importancia de tener todo el corazón y comprometido con Dios, siguiendo sus mandamientos y estatutos.
2 Crónicas 16:9: "Porque en cuanto al Señor sus ojos pasan por toda la tierra, para mostrarse fuerte a aquellos cuyo corazón es perfecto para él ..." Este versículo destaca la importancia de tener un corazón perfecto para Dios, y que está atento a todos los que buscan y confían en él.
“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina
