2. A uno Dios le ha dado riquezas, posesiones y honores, y no le falta nada de todo lo que desea. Pero Dios no le permite disfrutar de eso, sino que lo disfruta un extraño. Esto es vanidad y un mal penoso.





“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina